“La globalización o mundialización de la economía se refiere al hecho de que en los últimos años ha existido un crecimiento continuado del comercio internacional, de las inversiones extranjeras directas y de los movimientos financieros internacionales en general (...) han aumentado las relaciones económicas internacionales de los países, así como la importancia de las transnacionales – bancos, empresas- que como sabemos, producen o venden productos y servicios más allá de su país de origen. Los procesos sociales son cada vez más globales... imitamos el patrón de consumo de unos, consumimos productos de otros países, próximos y lejanos, y trabajamos para patronos extranjeros. Hoy día en los países industrializados, no nos sorprende mirar a nuestro alrededor y ver que en un día cualquiera nos levantamos por la mañana con un despertador japonés, nos ponemos unos pantalones vaqueros americanos y unos zapatos italianos, cogemos un coche alemán para ir a comer a un restaurante chino, y tomamos un café colombiano. Nadie duda que ha aumentado la interdependencia entre los países... Esto entraña un peligro. Interdependencia implica que el país A influye en el país B, y a la inversa. Pero esta interdependencia es en muchos casos, dependencia, que sucede cuando un país influye –y en gran medida– sobre otro sin que este otro pueda influir sobre otros. En general, la globalización implica, que conocemos todo lo que acontece en el mundo en tiempo real, nos alegramos y nos condolemos en forma simultánea, compartimos hábitos, valores y enfermedades.”
En: El Mundo Actual, Editorial Santillana,
Barcelona 1999, página 549.