En la historia del mundo moderno se han dado muchas revoluciones mayores, y desde luego buen número de ellas con mucho más éxito. Sin embargo, ninguna se extendió con tanta rapidez y amplitud. En Europa, la revolución de 1848 fue la única que afectó tanto a las regiones "desarrolladas" del continente como a las atrasadas y fue a la vez la revolución más extendida y la de menos éxito.
Las revoluciones de 1848, requerirían un estudio detallado por estados, pueblos y regiones. No obstante, cabe decir que tuvieron muchos aspectos en común, como que ocurrieron simultáneamente, que sus destinos estaban unidos y que todas ellas tenían un carácter y estilo comunes, una curiosa atmósfera romántica y utópica, y una retórica similar. Era la "primavera de los pueblos" y como tal estación, no perduró. Echemos ahora una breve ojeada a sus características comunes. En primer término todas ellas prosperaron y se debilitaron rápidamente y en la mayoría de los casos de manera total. 1848 aparece como la única revolución de la historia moderna de Europa que combina la mayor promesa, la más amplia meta y el éxito inicial más inmediato, con el más rápido y completo fracaso.
Todas las revoluciones tuvieron algo más en común, que en gran parte fue la causa de su fracaso: fueron revoluciones sociales de los trabajadores pobres. Por tanto, quienes hicieron la revolución fueron incuestionablemente los trabajadores pobres. Fueron ellos quienes murieron en las barricadas urbanas. Era su hambre lo que potenciaba las demostraciones que se convertían en revoluciones. El año 1848 fracasó porque resultó que la confrontación decisiva no fue entre los viejos regímenes y las unidas "fuerzas del progreso"; sino entre el orden y la revolución social: la burguesía, cuando había de por medio una amenaza a la propiedad, prefería el orden a la oportunidad de llevar a cabo todo su programa.
Adaptado de Eric Hobsbawm. La era del capital 1848 – 1875. Editorial Paidós.
No hay comentarios:
Publicar un comentario