Se ha arraigado en el país una corriente interpretativa dominante, que atribuye al auge salitrero una serie de funestas consecuencias para el desarrollo nacional, sin apreciar, adecuadamente, a nuestro juicio, las profundas transformaciones sociales, económicas y políticas e institucionales a que contribuyó a dar origen simultáneamente.
Durante el período 1880-1930, y, en realidad, desde mucho antes, la economía chilena experimentó un notable auge de su sector exportador, principalmente sobre la base del salitre: la generación de flujos migratorios, comerciales y financieros, entre las zonas norte y central del país, puede haber contribuido al establecimiento y desarrollo de una infraestructura de transportes, comunicaciones e institucional entre dichas regiones, promoviendo las actividades industriales y la urbanización, y estimulando además la integración definitiva y efectiva de las regiones agropecuarias del sur de Concepción a la vida económica nacional. Por consiguiente, la actividad exportadora salitrera, aun cuando haya sido en gran medida controlada por el capital foráneo, lejos de constituir un enclave aislado que inhibió el desarrollo del capitalismo en Chile, habría sido, por el contrario, un factor fundamental en su expansión y florecimiento.
Carmen Cariola y Osvaldo Sunkel. Un siglo de historia económica de Chile 1830-1930. Universitaria, Santiago, 1990.
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