La historia del “encuentro de dos mundos”, es decir, del choque entre sujetos de culturas distintas, borda una trama en donde las mezclas de sangres y de símbolos conformarán un denso tejido. En nuestro territorio, el cruce de sangres entre mujeres mapuche y hombres españoles, significó en la zona central del país la constitución de una escena en donde la madre india procreó en soledad y fuera del matrimonio occidental a una gran cantidad de hijos mestizos, huachos, ilegítimos, huérfanos, que se convirtieron en los primeros moradores del espacio conquistado: ni indios ni españoles, fueron criados por la madre en el recuerdo de sus abuelos y también en su media lengua mapuche-española; pero, a su vez, tensionados por su origen en un padre “blanco” y ausente.
Esta escena dejó una huella en el imaginario colectivo, relacionada con la negación y el olvido de los mestizos. Se han aceptado las relaciones de concubinato y amancebamiento entre españoles e indígenas, pero se piensa en general que los mestizos mayoritariamente optaron por el padre, asumiendo su cultura e identidad, mientras que aquellos que optaron por la madre, fueron desplazados a los estratos sociales más bajos, lo que lo llevó a vivir en los espacios fronterizos como bandido o aliado de los indígenas.
Adaptado de Sonia Montecinos. Presencia y ausencia. Género y mestizaje en Chile. 1992
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