Quizás la “feminización de la pobreza” —o predominio creciente de las mujeres entre la población más vulnerable— sea una expresión no conocida por todos, pero en las últimas décadas se ha ocupado para connotar el creciente empobrecimiento material de las mujeres, el empeoramiento de sus condiciones de vida y la vulneración de sus derechos fundamentales.
En este mismo contexto lo entendieron los países asistentes a la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en 1995, donde la erradicación de la pobreza fue identificada como uno de los 12 puntos de acción que requieren atención especial y medidas por parte de la comunidad internacional, los gobiernos y la sociedad civil. En esta reunión los gobiernos reconocieron además que algunos aspectos de la pobreza están vinculados al género, lo que ha servido para que los Estados reorienten sus políticas de erradicación de la pobreza, específicamente hacia las necesidades de la mujer y especialmente hacia las zonas rurales. También en el último tiempo a la pobreza se le ha dado una definición más amplia, en la que no sólo se toman en cuenta las necesidades básicas mínimas, sino que se incluye la denegación de oportunidades y opciones.
De acuerdo a este estudio serían tres los factores que están feminizando la pobreza en Chile: el debilitamiento de la familia, lo que aumentaría el nivel de vulnerabilidad de una mujer y sus hijos; el alto nivel de desempleo femenino; y la imposibilidad de conciliar el cuidado de los hijos con la rigidez del mundo del trabajo.
Adaptado de camara.cl, publicado originalmente el 28 de febrero 2011
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